El esfuerzo de
Cézanne por captar la forma plástica de las cosas, que lo ayudan a dar su peso
y sustancia, lo impulsa inevitablemente a mirar a los objetos desde varios
puntos de vista para captar mejor los planos y volúmenes. De modo que un mismo
objeto dentro del cuadro adopta perspectivas diversas que lo deforman en
sentido vertical, horizontal o hacia abajo, a la vez que la línea de horizonte
pierde su horizontalidad, inclinándose según exigencias del propio cuadro. De
este modo resulta que cualquier objeto representado tiende a mostrar varios
lados del mismo.
Así nace una
nueva concepción del espacio pictórico, que se opone al sistema perspectivo
renacentista y el artista se convierte en el auténtico demiurgo o creador como
decía Platón, del mundo en base a las leyes particulares que crea su propio
criterio intelectual.
No hay comentarios:
Publicar un comentario