viernes, 3 de junio de 2011

El Renacimiento (3).

2.Arte y estética: generalidades.

En todo este contexto que hemos presentado anteriormente, el arte se nos presenta como un medio de dominio de la naturaleza, ya que el hombre comprende sus leyes y puede interpretarlas, sometiendo la apariencia de las cosas a reglas y razones científicas y matemáticas, sentando ciertas bases de lo que a mediados del siglo XVI y en adelante se llamaría la “ciencia”[1]. La idea de belleza surge de la exploración de la naturaleza y de sus leyes.

El canon establece las proporciones que han de regir la representación del cuerpo humano, como se había hecho en la antigüedad.

El conocimiento de la naturaleza supone descubrir las leyes o estructuras de la realidad e introducirlas en la representación visual según un método riguroso. La representación de ese espacio tridimensional en un plano dará lugar al desarrollo de la perspectiva natural o también llamada perspectiva artificial (o cónica dado el cono de la visión), que es la única perspectiva que introduce el punto de vista del observador en la representación, representando así el ideal humanista del hombre como centro de la creación. El arte es por tanto una actividad intelectual que se desarrolla en talleres que trabajan bajo la dirección de un maestro.

3.Arquitectura.

El urbanismo va a tener una mayor importancia sobre todo a nivel teórico, configurando la ciudad abstracta.

Desde el punto de vista morfológico, la arquitectura del Renacimiento se configura en torno a dos principios: los elementos constructivos de la Antigüedad y la unidad espacial conseguida por módulos perspectivos. Los elementos constructivos (columnas, arcos, pilastras etc) están tomados de la Antigüedad, de las ruinas y de las enseñanzas de Vitrubio:



“(…) es conveniente que el arquitecto sea una persona culta y conozca la literatura para fortalecer su memoria con sus explicaciones; conviene que domine el arte del dibujo, con el fin de que, por medio de reproducciones gráficas, le sea posible formarse una imagen de la obra que quiere realizar; también la geometría ofrece múltiples ayudas a la arquitectura, pues facilita la práctica mediante el uso de la regla y del compás, con los que fácilmente se plasman los diseños de los edificios en los solares, mediante los trazados de sus líneas, sus niveles, sus escuadras; gracias a la óptica se sitúan correctamente los puntos de iluminación, según la disposición concreta del cielo; por medio de la aritmética se calculan los costes de los edificios, se hace ver el porqué de sus medidas y mediante el apoyo y el método de la geometría se descifran los difíciles problemas de la simetría; conviene que conozca a fondo la historia ya que, con frecuencia, se emplean abundantes adornos y debe contestar a quien pregunte las razones de sus obras, apoyándose en argumentos históricos.[2]

En el quattrocento, cada elemento muestra claramente su función y el conjunto se ordena sin destacar la corporeidad de los distintos componentes, lo cual indica la utilización del vocabulario pero no del discurso de la arquitectura antigua: la griega es más escultórica y la romana más masiva.

La arquitectura renacentista comienza en 1402 en el concurso de la puerta del Batisterio de Florencia y se reafirma algunos años después con Santa María de Fiori de Brunelleschi.
Florencia será el bastión más floreciente del Renacimiento italiano debido al dinero de los Médicis. Roma es la cuna que guarda los monumentos artísticos antiguos y donde irán a formarse los artistas.

La arquitectura tiene que ser el resultado de un cálculo matemático, basado en leyes de armonía y buen gusto. La proporción áurea (1 de alto por 1.61 de ancho) se impone en muchas creaciones. El Renacimiento impulsa la pared limpia y luminosa. La cúpula en muchos casos viene a ser símbolo no sólo de una geometría hermosa, sino de la majestad de Dios. Desaparece la concepción medieval, basada en una tensión longitudinal hacia el altar mayor. Se restablece la arquitectura clásica y se usan bóvedas de arista y medio cañón. En las columnas el orden que predomina es el corintio.


[1] Nos referimos al Método Científico.

[2] Vitrubio. Los diez libros de Arquitectura. La arquitectura y los arquitectos. Siglo I a C.

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