sábado, 29 de enero de 2011

Cine e ideología.


En la película Megamind (Tom McGrath 2010), se proponen nuevas formas de heroísmo, y sobre todo, se sugiere una nueva forma para el nuevo orden mundial(1). En la película, un superhéroe demasiado parecido a Superman(2), Metro Man, que tiene como principal enemigo a un supervillano de rasgos parecidos a un jeque árabe (su gran cabeza, asemeja un integrado turbante) de los cuentos de Alí Babá (o a otros musulmanes más recientes), cuyos intentos por lograr un reconocimiento a nivel social, le son siempre frustrados por el competidor en el mercado social que resulta ser Metro Man.
Ambos son extraterrestres que han llegado a la Tierra, pero que se les ha asignado un papel diferente por su peculiar “nacimiento” los cuales, al igual que Superman, vivirán con familias de acogida. Pero mientras que la familia de Metro Man son una familia con “posibles”, Megamind es adoptado por unos presidiarios que le enseñarán el “mal”. Pasa mucho tiempo en el que Megamind no consigue meterse en el negocio mundial por causa de Metro Man , pero por fin, tras muchos años de peleas y de derrotas, Megamind derrotará a Metro Man, y, conseguirá lo que siempre había anhelado: dominar Metro City, es decir, por primera vez desde que llegó a la Tierra, Metro Man desaparece de la escena mundial quedando el mundo en manos del mal que representa Megamind.
    Pero el poder en la soledad produce monstruos, y Megamind, echa de menos el viejo orden, y crea con los genes de Metro Man a Titán, un cámara de informativos televisivos, para poderse pelear con alguien.
Titán resulta casi indestructible y mucho más fuerte de lo que puede aguantar su creador, que intentará sin éxito acabar con él, ya que el ansia de Titán es la destrucción  de todo por una rabieta adolescente. No tiene proyecto de futuro, tan sólo quiere satisfacer sus caprichos momentáneos y demostrar su megapoder. Megamind se convertirá en el nuevo héroe que acabará salvando la ciudad y con ella al mundo.
La película representa la nueva política de los Estados Unidos en la que el antiguo poder se queda en segundo término y los problemas del mundo deben ser arreglados por los que tanto les critican. De la política intervencionista de Reagan o Bush, a la política de estar en segundo término (que no al margen, no olvidemos Honduras en 2009, Ecuador en 2010) del gabinete Obama. Ahora, Superman ya no es necesario en primera línea y luchando contra los fascistas o los comunistas, como ya hizo en el siglo pasado. Las nuevas políticas ya no apuntan al intervencionismo directo por medio del ejercito, ya que incluso los tradicionales “malos” tienen proyectos e ideas que no tienen por qué estar mal y, a lo mejor, cuando las usan se dan cuenta por sí solos de que están equivocados y vuelven al redil de las opiniones que “nosotros” sabemos que son la Verdad y lo mejor para el Universo.
La película está planteada como una deconstrucción postmoderna de lo que ha sido un héroe, pero ciertamente no es tan diferente del último “Rambo” en ese sentido, ya que, reverenciando a los verdaderos mitos de la heroicidad que son en el filme la auténtica idea del relato, da paso a unos maniqueos nuevos personajes que se saben impostores y que reverencian al genuino héroe que era aquel que les decía qué era lo que debían hacer y lo que no en el pasado.







(1) Vaya por delante que como todo lo que se publica aquí, lo presente no deja de ser una opinión o una observación más o menos acertada. Si alguien quiere una opinión más sesuda de la que le vamos a ofrecer sobre el tema, le remitimos al penetrante estudio: Croce, Marcela. El cine infantil de Hollywood. Ed. Alfama. En él, Marcela Croce da un repaso a muchas de las producciones infantiles de las últimas décadas teniendo en cuenta la política exterior norteamericana. También, aunque a otro nivel, se puede consultar el libro: Deleyto, Celestino. Ángeles y demonios. Representación ideológica del cine contemporáneo de Hollywood. Ed Paidós. Paidós Comunicación nº 142. Barcelona 2003, en donde el autor da una mirada a las ideologías que representan los filmes norteamericanos.

(2) En un momento determinado Megamind le pregunta a Roxanne (la Lois Lane de la historia) si Metro Man tiene una “fortaleza de la soledad” como, recordemos, tenía Superman.

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