Basado en los estudios de la Gestalt, y amparándose en las tesis de Goldmann (Le Dieu Caché. Gallimard, París. 1959.), Arnau Puig(1) hace una relación sobre el individuo y el mundo que lo rodea. Todas las tesis que propone, apuntan a que en una sociedad, el individuo es deudor de la cultura de los que le rodean, convirtiéndose todos juntos en forjadores de un determinado modo de hacer y modo de ver, que los hace socialmente iguales. La cultura, para él, sirve de perspectiva a la hora de plantear cuestiones, con una visión general, que recubre lo particular. El autor, señala también, una comunión entre el artista y la sociedad, que queda materializada a través de sus obras. Señala que:
"Los personajes que imaginan un Baltasar Gracián en El Criticón, o un Jean-Jacques Rousseau en el Emilio, son entes de pura ficción, hipótesis de trabajo para elaborar una filosofía posible no desde la perspectiva de Andremio (en El Criticón) o de Emilio (en su obra homónima), sino desde la perspectiva de sus autores respectivos. Son Gracián o Rousseau quienes nos explican la posibilidad de un mundo que se basara en otros postulados que aquellos que critican y, en su crítica, Gracián y Rousseau nos hablan desde su circunstancia, a partir de lo que quieren modificar y con la intención de modificarlo. No podemos proceder ahora a exponer los condicionantes desde los que actuaron, pero sí que es evidente que su actividad reposaba en pensamientos y criterios más o menos generalizados en la época en la que escribieron."(2)
Puig es tajante, y no ve de otra forma la obra, más que como un reflejo de lo social. Se trata a nuestro parecer, de un dogmatismo racionalista demasiado reduccionista. Si bien, la teoría de la individualidad como creadora de formas en lo absoluto, no se resiste al análisis que hace Puig.
Así mismo, desde un plano que podríamos llamar concurrente, aunque parta de otra disciplina, Gombrich analizando lo que hay de representación de la realidad en la tradición de la naturaleza muerta, concluye que:
"La explicación del arte mediante la psicología del individuo es insuficiente. El arte es una actividad social que cede a presiones sociales. Entre esas sencillas fuerzas sociales e históricas es donde hemos de buscar el origen de un humilde género en que la apelación sensorial del alimento y el fulgor disfrutan de licencia propia."(3)
Aquí apunta Gombrich a cuestiones alimenticias. Sabemos que no son las únicas que mueven el motor de la creación, pero en cualquiera de los casos (sea Buñuel o sea Will Eisner), hay cierta ligazón entre ambos factores. La relación que se produce con la sociedad se puede manifestar en éste sentido como dependiente de ella para la manutención del que realiza la labor de creación. Nietzsche, con su habitual manera de "lanzar dardos", nos dirá:
"En todas las épocas los artistas han sido ayudas de cámara de una moral, de una filosofía o de una religión; sin contar, por otro lado, el hecho de que lamentablemente, con mucha frecuencia han sido cortesanos demasiado acomodaticios de sus seguidores y fieles, al igual que agudos aduladores de poderes antiguos o de poderes nuevos crecientes. Por lo menos, siempre necesitan una autoridad establecida que les defienda, que proteja y apoye; los artistas no se sostienen nunca por sí mismos; la independencia contradice sus instintos más profundos."(4)
Tengamos en cuenta que Nietzsche se refiere al siglo diecinueve, lo que debemos ver es que tan sólo está diciendo lo mismo que los otros dos autores que hemos citado, aunque de una forma diferente. Para los primeros, la sociedad restringe desde sus condicionantes, para el último, el artista está condicionado por sus restricciones. Unas restricciones que condicionan su modo de concebir, tanto como su modo de crear. Lo social determina, a la vez que es determinado.
"Una cultura abre y cierra las potencialidades bioantrópicas de conocimiento. Las abre y actualiza al proporcionar a los individuos su saber acumulado, su lenguaje, sus paradigmas, su lógica, sus esquemas, sus métodos de aprendizaje, de investigación, de verificación, etc., pero al mismo tiempo las cierra y las inhibe con sus normas, reglas, prohibiciones, tabús, su etnocentrismo, su autosacralización, la ignorancia de su ignorancia. También aquí, lo que abre el conocimiento es lo que cierra el conocimiento."(5)
Para Morín, la cultura es la que proporciona al pensamiento su formación, concepción o conceptualización. Tanto el conocimiento individual como los fenómenos culturales colectivos se imteraccionan mutuamente.
"Los hombres de una cultura, por su modo de conocimiento, producen la cultura que produce su modo de conocimiento. La cultura genera los conocimientos que regeneran la cultura. El conocimiento depende de múltiples condiciones socioculturales y, a su vez, condiciona esas condiciones."(6)
De ésta manera, nadie puede proponerse estar en un estado virginal ante, pongamos por caso, lo que narra, ya que la cultura a la que pertenezca, lo hará contar los hechos desde una determinada focalización sobre el relato. Sin embargo:
"Si se considera hasta qué punto el conocimiento es producido por una cultura, es dependiente de una cultura, está integrado en una cultura, se puede tener la sensación de que nada podría liberarlo de ella."
"Pero ello sería ignorar las potencialidades de autonomía relativa, en el seno de todas las culturas, de los espíritus individuales. Los individuos no son todos, ni siempre, incluidas las condiciones culturales más cerradas, máquinas triviales que obedecen impecablemente al orden social y a las conminaciones culturales."(7)
Amalia Martínez, ofrece una visión sobre el relato de las teleseries, como iconización de la realidad, en la que mediante formas simbólicas, por una parte conocemos la serie y por otra, se nos informa en un sentido o en otro, sobre el mundo o sociedad, que acoge a esa serie.
"A través de la utilización selectiva y redundante de los recursos estilísticos, la imagen adquiere calidad de signo; toda imagen remite en última instancia a un sistema de creencias y convenciones que preexisten a su propia concreción formal."(...) "Las narraciones televisivas son pues estudiadas como sistemas significantes vinculados a todos los procesos propios del pensamiento general y el visual en estrecha relación de interdependencia."(8)
Para nosotros y en nuestro caso en particular, siempre existe esta dialéctica entre la creación y la cultura en que se desarrolla. El relato, muestra una manera de pensar en sí misma y además, a través de sus mecanismos nos ofrece una cierta ideología de lo que nos está narrando, un punto de vista si se quiere, sobre la posición que debemos adoptar frente a los hechos que se nos narran. Esta ideología debe tanto a la sociedad como al creador, que pondrá las más veces, su visión sobre lo que cuenta en el interior de lo que hace, y ésto se manifestará, como decimos, a través de las operaciones textuales del texto(9).
(1)Puig, Arnau. Sociología de las formas. Col. Com. Visual. ED. Gustavo Gili. Barcelona 1979. Nos referimos aquí fundamentalmente al capítulo: "La sociedad como determinante de la percepción."
(2)Op.cit.p.166-167.
(3)Gombrich, Ernest. "Tradición y expresión en la 'naturaleza muerta' occidental." en Meditaciones sobre un caballo de juguete. Ed. Seix Barral. Barcelona 1967. (Publicado originalmente en 1959). La historieta no está exenta de cargas sociales en su creación, y una de ellas, como señala Gombrich en la cita, es el dinero.
(4) Nietzsche, Friederic. Genealogía de la moral. Ed. Busma. Prosa y Poesía Popular, Nº79. Madrid.
(5)Morín, Edgar. El método. Las ideas. Vol.IV. Col. Teorema. Serie mayor. Ed. Cátedra. Madrid. 1992. Cit.p.20.
(6)Morín, Edgar.ibidem.p.25.
(7)Morín, Edgar. ibidem.p.25. Una idea muy parecida a la que nosotros estamos exponiendo, la podemos encontrar en: Lotman,..op.cit., el autor dice que al traducir una lengua a otra, la nueva lengua siempre impone una visión sobre lo que se traduce, ya que si la primera ofrecía un significado y un significante, la segunda ofrece para ese significante multitud de significados que debe elegir el traductor (ver el capítulo 1). El autor entiende la obra de arte como un texto, en donde un decodificador descifra el mensaje, y dice que el mensaje es captado de diferentes formas por los diferentes decodificadores, que es lo que nosotros señalamos más adelante en el capítulo 3 en general.
(9)Para ver la complejidad de las relaciones entre las ideas, la cultura y el individuo, consúltese el interesante estudio: Morín, Edgar.El Método.op.cit. En especial el capítulo IV, "Complejidad de la sociología del conocimiento",pp.79-94, en donde el autor nos previene de los puntos de vista que analizan de una manera sociológica-reduccionista, el campo de las ideas.
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