En “Los
tesoros de Satán” de 1895, la figura central es un demonio reconocible. Debajo
hay cuerpos entrelazados con claroscuros. Está virando al rojo todo el cuadro.
Se puede calificar de pintura académica aunque metamorfoseada por el color. Usa
una mezcla de la tradición junto con la actualidad en la que se puede observar
también las aportaciones de Moreau.
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