sábado, 21 de junio de 2014

El tiempo en el relato y en el objeto artístico.

            En todo relato, debe existir el tiempo. Aunque no existan decorados en una obra de teatro o falten algunos elementos que se consideren habituales e incluso imprescindibles dentro de la lógica de la narración, el tiempo es el aliado del relato, es el que hace posible que se entable una relación entre el espectador/lector y la obra misma, ya que toda obra figurativa lleva implícito el tiempo, aunque sólo sea el de su propia muerte, destrucción.
No sólo se representa en una obra el tiempo del propio objeto o de aquello a lo que hace referencia, también el objeto hace referencia al tiempo del propio espectador. El lector/espectador del texto artístico es en definitiva una de las referencias que se incluyen en el objeto.
Umberto Eco[1] distingue dentro de una obra de arte, diversos modos de referirse al tiempo, es decir, diversos modos en los que la tradición artística pictórica, ha venido representando el tiempo en sus "enunciados" (llamémoslos así). Resumiendo su propuesta, podemos decir que dentro de una obra de arte figurativa coexisten:

1
TEMPORABILIDAD DEL OBJETO ARTISTICO

Tiempo que necesita el espectador para apreciarlo

Tiempo de recomposición
2
TIEMPO DE LA REPRESENTACION (ENUNCIAR)

Tiempo de la lectura: interpretación
3
TIEMPO REPRESENTADO

Para Eco, el tiempo representado es:
             "Por el tiempo representado entiendo el flujo cronológico, la sucesión de acontecimientos, que constituyen el objeto de una representación cualquiera, ya sea una novela, un poema, un cuadro figurativo."[2]
             Entendemos entonces según Eco por tiempo representado, aquello que muestra a través de los mecanismos narrativos, propios del medio que se trate, una serie de acontecimientos o lugares que en su propia "existencia", necesitan el tiempo para ser y representarse. Su existencia no es aislada del resto de la obra; sea en el caso de una novela o sea en el caso de un cuadro figurativo los elementos unidos por el flujo cronológico, se deben unos a otros, ya que aquello que los une es la totalidad de la obra y por consecuencia la concatenación de los instantes.
             En el mismo libro, Omar Calabrese, nos ofrece un ensayo sobre el tiempo en la pintura, en donde separa dos grupos de tiempo, que sustancialmente vienen a coincidir con los nombrados por Eco. Calabrese ofrece un cuadro que reproducimos a continuación.[3]

TIEMPO REPRESENTADO
TIPO DE IMPLICACION
El tiempo de la historia
Sucesión de acontecimientos
El tiempo de la acción
Sucesión de movimientos
El tiempo de la escena
Marco de acontecimientos
La escena temporal
Estilo y emoción
El tiempo del pintor
Acto de pintar
El tiempo del observador
Diálogo con el cuadro

Como vemos en todas estas clasificaciones que hacen Eco y Calabrese, en ningún caso se tiene en cuenta el tiempo social que representan o, lo que para nosotros es lo mismo, la forma cómo se entendía el tiempo en cada una de las épocas en que la obra fue creada. La obra se ve como viviendo en la inmanencia, en el acto de pintar y en su propia representación.


[1]Eco, Umberto. "Tiempo, identidad y representación" pp. 7-17, en Calabrese, Omar. Eco, Umberto. El tiempo en la pintura. ED. Mondadori. Madrid 1987.
[2]Op.cit.p.7.
[3]Calabrese, Omar. Eco, Umberto. El tiempo en la pintura. Op.cit.

sábado, 24 de mayo de 2014

RELOJES COMO GEOMETRÍA DEL ESPACIO.

         Las distintas culturas han ido cambiando sus formas de marcar el paso del tiempo. Domesticar ese paso es uno de los referentes ontológicos que se repite en la humanidad. El tiempo, que se ha definido de diferentes formas en diferentes épocas, se ha logrado acomodar según criterios a unas exigencias u otras, siempre mediatizado por las formas de ser observado. En los periodos en los que lo visual ha predominado sobre otras formas de pensamiento (oral, táctil, etc.) la forma de medir el tiempo (véase esta misma expresión) se ha convertido en espacial: el calendario es una de las formas de hacer espacio con el  tiempo, de hacer visible y palpable una cosa que de otra forma se percibe de otra manera. No es lo mismo que para medir el tiempo usemos una clepsidra, un reloj de arena, un gnomon o un reloj de sol. El tiempo que “desprenden”, no es percibido de la misma manera:

          “Ninguno de estos movimientos es circular, como sí lo son las revoluciones cósmicas. Son movimientos que van fluyendo, escurriéndose, deslizándose, y que por su sentido son rectos. De ahí que, para ser medidos necesiten, no de la esfera, sino de la escala graduada.”
     “A esa diferencia corresponden dos concepciones del tiempo, la una lineal, y la otra, cíclica. Esas dos concepciones apuntan ya en el lenguaje. Quien dice que el tiempo camina, fluye, se escurre, se desliza, está refiriéndose a un tiempo diferente que quien utiliza expresiones en las que el tiempo aparece como una rueda y habla de posciclos del tiempo y de su retorno periódico.(…) Ambas cualidades son inmanentes al tiempo, pero es muy diferente que percibamos la una o la otra, (…).[1]

        En el caso del reloj de arena, es un tiempo que avanza, que corre en una dirección como en los casos del reloj de agua o el de aceite, mientras que, en los relojes que dependen del sol el tiempo recorre círculos, retorna día a día.

      “El tiempo que retorna y el tiempo que progresa hablan a dos estados de ánimo fundamentales del ser humano, a saber: al recuerdo y a la esperanza, que son los dos constructores del palacio que el hombre habita. En el recuerdo y en la esperanza reencuentran el padre y el hijo, el espíritu conservador y el espíritu de cambio.”
“Mientras que el retorno es algo que viene determinado por poderes extraterrenales, la esperanza forma parte, con el suicidio y las lágrimas, de los signos distintivos propiamente humanos. (…)”
“La esperanza es algo humano-terrenal, es un signo de imperfección. (…) Lo que hoy nosotros llamamos progreso es esperanza secularizada: la meta es terrenal y se halla claramente circunscrita al tiempo.”[2]

    En las sociedades antiguas el control del tiempo era una importante tarea de los sacerdotes, que incluso en Egipto llegaban a hacer firmar un documento al faraón para que no se entrometería en su labor de realizar un calendario:

    “En Atenas, había un sacerdote-funcionario, el hieromnemones, miembro elegido del supremo gremio gobernante, a quien, cada año, se confiaba la redacción de un nuevo calendario.”[3]

       La forma física que adopta un reloj influye ineluctablemente en la concepción que se tiene del tiempo, ya que lo que hace un reloj es transformar en físico lo que no es tangible; transformar en espacio lo que no es espacio, pero que refiriéndolo de esa forma nos da una forma de aprehenderlo y de esa forma utilizarlo. Como cualquier clasificación, clasificar el tiempo también es una forma de poder que se ejerce sobre él. Es el mismo sistema que utilizan los calendarios: dar una forma al tiempo.
     En Grecia se usaron diferentes tipos de relojes a lo largo de la historia, el primer reloj por influencia egipcia fue sin duda el gnomon y tal vez cualquiera que dependiese del sol.



[1] Jünger, Ernst. El libro del reloj de arena. Ed. Tusquets. Barcelona 1998. Cit.p.68.
[2] Jünger, Ernst. Op.cit.p. 70-73.
[3] Elías, Norbert. Sobre el tiempo. Ed. Fondo de Cultura Europeo. Madrid 1989. Cit.p.65.

jueves, 15 de mayo de 2014

Narración cinematográfica y punto de vista.

      En sus comienzos en el cine narrativo primitivo se instaura un punto de vista fijo, delante del cual y a modo de un teatro primitivo, desfilan unos determinados personajes. Méliès por ejemplo, buscaba en el espectador aquello que le sorprendiese a través de la mostración de trucos con base en el montaje (paso de manivela)(1).  Posteriormente ésto cambia. Se institucionaliza un juego de direcciones, de entradas y salidas de campo, que en sus principios resultan incomprensibles, no entendiendo en ocasiones (narrativamente hablando) la escala de planos tal y como se desarrolla posteriormente en el modelo institucional(2). Tampoco se entendía el fuera de campo tal y como luego se irá formando, de manera que el decorado y el punto de vista de la cámara eran lo mismo. A diferencia de Edison, Lumière o Méliès, el encuadre de la cámara en Porter no es identificable con el escenario, construyendo un espacio pictórico habitable (Burch), sin embargo:

          "(...) la relación de exterioridad con las imágenes animadas primaba aún sobre la representación de la temporalidad como elemento lineal."(3)

           Pensemos en el famoso primer plano del forajido que disparaba hacia la cámara (posición del espectador), en la película The great train robbery. Dicho plano Porter no sabía como insertarlo en el film para que se "entendiera" dentro del conjunto. Por fin, decide Porter colocarlo al principio y al final del film, independiente de la narración. Y siguiendo con Porter, en otra película suya, The Life of an American Fireman de 1902, hasta hace unos años se pensaba que en ella se combinaba un montaje alternativo de acciones de interior y de exterior, con lo que el realizador se habría adelantado en más de una década al montaje del modelo de representación institucional. Posteriormente se comprobó que alguien (un distribuidor), reconstruyó el film posteriormente para su exibición. El original de la película ofrecía primero la acción desde el interior de la vivienda, para luego, volver a ofrecer la escena desde el exterior.(4)


         "A partir de esta homología entre las orientaciones en la superficie de la pantalla (a veces en contradicción con las del espacio pro-fílmico) y las del cuerpo del espectador-sujeto, el cine comienza a centrar al espectador haciendo de el/ella el punto de referencia "alrededor del cual" se constituyen la unidad y la continuidad de un espectáculo llamado a estar cada vez más fragmentado."(5)

           Posteriormente a Porter, Griffith basado sobre todo en la novela y el teatro decimonónico (en la estructura de su narración), creará y recogerá en su obra efectos cinematográficos. El espectador encuentra aquí su sitio ya que, en base principalmente a la escala de planos, construye sistemas de identificación, inaugurando el modelo institucional.

         "La transformation du stile filmique qui s'opère durant la présence de Griffith à la Biograph doit être en partie considérée comme la création de certains codes filmiques capables de traduire convenablement les valeurs de l'idéologie bourgeoise déjà véhiculées par le théâtre et les romans contemporains."(6)

         A finales de los años sesenta, la semiótica estructuralista se preocupa del estudio del lenguaje cinematográfico (Metz). Posteriormente se desplaza la mirada hacia los textos (Bartes) y se ve que el texto presupone un lector. Este es considerado en principio como un decodificador, persona que descifra la imagen y el sonido. Luego, en los primeros setenta, se contrapone a ésta figura la del espectador como interlocutor, que es alguien al que se dirigen unas propuestas y se espera su entendimiento(7). 



     [1] Sobre Méliès y sobre la narración y el espectáculo, consúltese: Gaudreault, André. "Théatralité' et 'narrativité' dans l'oeuvre de Georges Méliès.", en AA.VV.: Méliès et la naissance du spectacle cinématographique. París. Ed. Klincksieck, 1984.
     [2] La distinción entre cine Primitivo y Modelo Institucional, está tomada del muy interesante estudio realizado por: Burch, Noël. El tragalúz del infinito. Ed. Cátedra. Col. Signo e Imagen. nº5. Madrid.1987.
     [3] Burch, Noël.op.cit.p.210.
     [4] Lo que nosotros contamos de manera escueta, puede encontrarse desarrollado en Burch, Noël, op.cit. Ver: "El viaje inmóvil. Constitución del sujeto ubicuario." Así mismo, se puede encontrar un estudio sobre la obra de Porter en: Burch, Noël. "Porter o la ambivalencia." en Cuadernos de Cine. Nº2. Octubre 1982, Ocmo. València.
     [5] Burch, Noël. op.cit. p.214.
     [6] Gunning, Thomas. "Presence du narrateur: l'heritage des films Biograph de Griffith". pp.126-147.Cit.p.:128. Gunning señala más adelante que: "Le paradoxe essentiel de l'héritage que nous a légué Griffith est précisemente que toutes les inventions techniques et narratives du cinéaste (dont le montage alterné est l'exemple le plus important, mais certainement pas le seul) débouchent à la fois sur la diégèse classique et sur la création d'un narrateur dans le récit cinématographique."op.cit.p.143. Continúa el autor recalcando el hecho de que los filmes de Griffith, nos evidencian los dos elementos constitutivos del acto de narrar: el corte, que crea una cierta forma de discurso (montaje) y la narración (diégétisation), constituyendo la historia.
     [7] Para una ampliación de lo que nosotros hemos presentado como un resumen de las distintas acepciones de los estudios de cine con respecto a la posición del espectador, consúltese:AA.VV. Estética del cine. Paidós Comunicación. Barcelona 1983. En el apartado 5, "El cine y su espectador", pp.227-290. Así como para ver de qué forma el film construye a su espectador prefigurándolo como cómplice, ver: Cassetti, Franco. El film y su espectador. Cátedra. Signo e Imagen. nº14. Madrid 1989, en especial el capítulo 1, "En busca del espectador".

lunes, 28 de abril de 2014

Pop Art



El término Pop se usó por primera vez en 1954 por el crítico británico Laurence Alloway, como etiqueta de la que echar mano para referirse al arte popular que estaba creándose a raíz de la cultura de masas. Posteriormente el término se amplió incluyendo la actividad de artistas que utilizaban imágenes populares dentro de un contexto de arte noble y este término es el que ha prevalecido.
La primera obra pop se hizo en Gran bretaña y fue el collage “Sencillamente ¿qué es lo que hace que los hogares de hoy sean tan diferentes, tan llamativos? De Richard Hamilton en 1956.


lunes, 3 de marzo de 2014

“El otro” representado por “los otros”.

La película El viaje a la Luna de Méliès (1902) presenta el origen de lo que serán posteriormente las películas de viajes a otros planetas o de conocimiento de extraterrestres. En el film, unos científicos mediante un cañón inmenso son transportados (disparados) a la superficie lunar, más concretamente al ojo de la Luna. Tras una serie de peripecias con el clima y los elementos de lunares,  son capturados por unos nativos selenitas que los llevan a su poblado, el cual consta de una curiosa arquitectura que a modo de patio, sirve para presentarlos ante un supuesto líder. Antes de conocer las intenciones de sus captores y sin forma alguna de entendimiento dadas las diferencias culturales, comienzan a darles golpes que los hacen desaparecer, y comenzará una persecución hasta que literalmente caerán de la Luna al mar, ya en la Tierra otra vez. En la película se respira un aire colonialista y los habitantes de la Luna son tratados como una tribu culturalmente inferior, a pesar de que tan solo sabemos de ellos que son de un lugar diferente.



La ciencia ficción ha acostumbrado a representar en la pantalla los intereses de aquéllos a los que iba dirigido el relato, y en cada momento éstos han ido cambiando, pero en todos los momentos de la historia el alienígena ha sido representado en forma de extranjero, de diferente, de alguien del que hay que desconfiar o que temer.
El ultimo hombre sobre la tierra (The Last Man on Earth Sidney Salkow 1964) es una película que plantea un apocalipsis bacteriológico en la tierra, en la que todos los habitantes excepto uno (Vincent Price), se han convertido en vampiros sedientos de sangre. La película narra las rutinas del superviviente  desde su punto de vista, el cual ve a los demás como extraños y perjudiciales para sí mismo. Poco a poco iremos conociendo las razones de los supuestos monstruos dándonos a entender que el monstruo es siempre el diferente, el que se encuentra solo, como ya hiciera la película  Frankenstein de James Whale 1931 y también la novela de Mary Shelley de 1818, en la que el monstruo es tratado como tal de principio al fin. De hecho no tiene nombre, y en toda la novela se le denomina “el monstruo”.




Existen dos “remakes” tal vez menos recomendables que son El último hombre vivo (Boris Sagal, 1971) en la que la terrible epidemia ha sido causada por los chinos y los rusos, y, Soy leyenda (Francis Lawrence 2007) que respeta el nombre de la novela en que se basa (Mathesdon, Richard Soy leyenda. 1954), y en la que Will Smith es el protagonista. Todas estas películas que parten del mismo libro tienen un sustrato común a pesar de las posibles diferencias (poco esenciales) entre ellas, en todas se nos presenta el tema de cómo entender al que no es como nosotros y se nos propone una forma de tratarlo. Tristemente en todas nos previene de que aquel que es diferente es perjudicial.
Más en esta línea, La cosa, el enigma de otro mundo (Christian Nyby, 1951, producida Howard Hawks) nos describe a unos científicos y militares que descubren un alienígena que a pesar de ser de otra parte del Universo, se alimenta de sangre humana. El visitante es destruido y al finalizar la película se nos previene de que estemos pendientes en todo momento de lo que puede venir desde “fuera”.
La invasión de los ladrones de cuerpos, (Don Siegel 1956) nos muestra unos alienígenas que convierten a los humanos en acólitos mediante unas vainas en las que reproducen un doble que sustituye al original humano. En el remake Invasión (Oliver Hirschbiegel, 2007) protagonizado por Nicole Kidman, el esquema es el mismo y como en la anterior, nos avisa de que puede ser pernicioso confiar en cualquiera de las personas que tenemos alrededor, ya que pueden estar infectadas por los extranjeros.



En las películas que hemos visto de los años 50 y primeros 60 del siglo XX, suele aparecer un científico para corroborar los hechos desconocidos y darles una base científica “creíble”. Normalmente esta es una de las formas de representar, describiéndola con unas características determinadas, como a una minoría étnica a "los otros":

“Así, por ejemplo, nociones como "multiculturalismo", "interculturalidad", etc., pueden acabar dándole la razón a quiénes dan por sentado que las diferencias culturales son irrevocables. Algo parecido pasa con la pretensión de que existen "minorías culturales", que pueden delimitarse con claridad a partir de rasgos de  una singularidad extrema e irreversible. Se trata, al fin, de un perspicaz  dispositivo de estigmatización, en tanto el grupo "minoritario" es catalogado  aparte no a partir de cualidades que posee, sino de atributos que se le asignan.”
“Es decir, toda catalogación como "minoría" minoriza automáticamente a quien se adjudica. Esto se agrava todavía más cuando se invoca la condición "étnica" de  esta minoría, puesto que en el imaginario social vigente lo "étnico" está  asociado a lo inferior.“(1)

En Alien, el octavo pasajero, (Ridley Scott, 1979) directamente se nos dice que el diferente es el mal que puede acabar con los humanos de forma que hay que estar prevenidos si vamos a otros lugares que nos son desconocidos porque algo puede estar acechándonos, y por supuesto no es bueno porque es diferente a nosotros.




Superman (Richard Donner, 1978) es un extraterrestre que tiene unas características casi divinas que le confieren sus superpoderes. Pero Superman (cuyo nombre es Karel) es bueno y a la vez se relaciona con lo bello , ya que Superman no es un ser deforme y extraño, sino que es físicamente como un hombre pero superior en todo. Superman es el dios griego (o hebreo) traído a la Tierra para ayudar a la humanidad.
En 1982 Spielberg realizó E.T., el extraterrestre, en ella un extraterrestre quiere volver a casa y ya no intenta destruir a la raza humana como en las anteriores, sino que es un amigo al que hay que comprender: el mensaje de la película es que también él a pesar de ser un extraño se comunica y tiene sentimientos que debemos intentar comprender y asimilar, siempre que respete las reglas del juego.
Con la película Yo, robot de Alex Proyas (2004) el distinto es el robot Sonny, el cual nos lo repite en muchas ocasiones. Ahora el diferente ayudará, tras la integración en el lado de los humanos que son los iguales. Jamás serán iguales, pero se pueden ayudar, es decir, en algunos extraños se puede confiar cuando ellos mismo son diferentes de sus congéneres (integración cultural).
En La guerra de los mundos (Byron Haskin 1953) se nos previene de unas tecnologías avanzadas y alienígenas (desconocidas) que arrasan la faz de la tierra, sin otro objetivo al parecer que la aniquilación. En el remake La guerra de los mundos (Steven Spielberg, 2005), Tom Cruise es un padre de familia al que los extranjeros del espacio pillan de improviso y se ve obligado a huir con su familia. La idea es la misma que la anterior versión: debemos mantenernos unidos y en familia contra el enemigo exterior.
     En Distrito 9 (Peter Jackson, 2009) una nave espacial se posa encima de Johannesburgo y en ella se encuentran miles de extraterrestres. Las cosas no pintan bien para los diferentes que son hacinados en campos de concentración y tratados como “bichos” porque de ninguna forma se integran en la sociedad y siguen con sus malsanas costumbres.


 

(1) Manuel Delgado TU "ETNICO", YO NORMAL,  1996 ver en el blog http://manueldelgadoruiz.blogspot.com/ la entrada del: dimarts 18 de gener de 2011.

domingo, 2 de marzo de 2014

Jacobs y el "Espadon".





            De la misma escuela que Hergé del que fue colaborador, Jacobs constituye la reflexión frente al divertimento hergeniano. Reflexión sobre el dibujo, sobre el color, sobre la narración. Es la seriedad y severidad delante de lo que se está realizando. En Jacobs todo debe quedar exahustivamente explicado. El lenguaje de los textos es de una extrema precisión y muy literario, coordinando aspectos formales con los dibujados, en lo que podríamos calificar de ósmosis perfecta.

          "Quand on parle du perfectionisme de Jacobs, ce n'est par une légende. il n'hésite pas a voyager en Piper pour vérifier, entre autres, s'il est possible de se débarraser subrepticement de une coupe de saké dans ce modèle d'avion!".(1)

               Por otra parte, el contenido es rotundo: existe una forma de hacer el bien y otra de hacer el mal. Todo lo que se opone al bien, es malo. El mismo autor, siempre la consideró como una obra aparte. Es en el Espadón, donde se inaugura el ciclo de aventuras de los personajes Blake y Mortimer, cuyo preludio se había hecho en la aventura anterior Le Rayon "U".(2) Refleja así mismo el final de la guerra contra el Japón y los desastres de Hirosima y Nagasaki, como señala Claude Le Gallo:

       "Cet épisode est le reflet de l'abominable conflit qui venait de se terminer avec les terrifiantes destruccions d'Hiroshime et de Nagasaki. Jacobs le considère un peu comme une ouvre à part."(3)

               En El secreto del Espadón, los prejuicios xenófobos son patentes: por una parte el mundo occidental es el protagonista cuya misión principal es la de salvar al mundo de los amarillos que quieren dominarlo e imponerle su tiranía.
               El personaje "charnela" que une los dos mundos en conflicto, es Olrik, que está al mando del ejército imperial. Es un occidental cuya moralidad de hombre de acción se encuentra muy por encima de sus ideales. Teniendo a Mortimer bajo su poder le dirá para urdirle una trampa:

              "¿No cree que antes sería un deber para nosotros utilizar esta arma para la liberación del mundo? Por mi parte estoy dispuesto a entregarme a esta noble empresa."(4)

               Sin embargo, el mensaje es simple: Olrik está del lado de los amarillos, por lo tanto no puede ser bueno.
              El final apoteósico de la tercera parte nos da la imagen de la rotunda victoria de los occidentales abanderados tras el apelativo: Mundo Libre. El Espadón, terrible máquina de guerra, destruye al enemigo amarillo en lo que resulta un espectáculo dantesco (adjetivo que se repite en la narración), en el que las fuerzas del mal, enfrentadas al bien, sucumbirán. La amenaza concluye.



     [1] Le Gallo, Claude. Le Monde de Edgar P. Jacobs. Col. Nos auteurs nº2. Editions du Lombard Bruxelles-Paris. 1ªed, nov.1984. (edición numerada de 50 ejemplares). Cit.p.108.
     [2] Le Rayon "U". Première version: février 1943, Bravo nº5, 3e. année. Seconde version: 30 avril 1974, Tintin, nº18, 29e. année, et 1974, Editions du Lombard. Bruxelles-Paris.
     [3] Le Gallo, Claude. op.cit.p.36.
     [4] Jacobs, Edgar. El Secreto del Espadón. 2ª Parte. Ed. Junior. S.A. Trad: Alfred Sala. Barcelona 1987. Cit.p. 31.

miércoles, 12 de febrero de 2014

Neoimpresionistas: Seurat y Signac. (33)


El neoimpresionismo se orienta hacia un relanzamiento del programa impresionista, hurgando en su programa todo lo que conserva de romántico y respetando todo lo científico. Constituye pues la herencia con esa purgación.
Es el primer movimiento que plantea la relación entre el arte y la ciencia. Responden a una exigencia de época que va desde lo científico a lo real. Su elaboración de una teoría de la pintura de los colores va a fundar una nueva y rigurosa temática.

martes, 11 de febrero de 2014

Neoimpresionistas: Seurat y Signac. (34)


Sus teorías  quedan expuestas en “Tarde de verano en la Grande Jatte” de 1884-86. En la composición las figuras son estáticas, como si se hubiera congelado el tiempo. No hay movimiento virtual. Pasa de la realidad que se puede constatar con la visión a un espacio teórico, donde cada cosa está en su sitio y encaja en el contexto. El pintor trabaja anticipándose a los acontecimientos. Analiza la luz, como si fuera un procedimiento de imprenta.




“Modelo sentada” de 1887












“Modelo de pié” de 1887















“El circo” de 1889-90



En 1891 muere y se publica su teoría de las consonancias entre colores y líneas.