jueves, 1 de septiembre de 2011

Monstruos, psicópatas asesinos, brujas, magos, Harry Potter, mutantes, alienígenas, zombis, clones y diferencias sociales.


1.Introducción.

     En la actualidad, el relato cinematográfico vertebra nuestro imaginario social, mítico y cultural. La televisión y las redes sociales también se encargan a modo de eco de repetir lo que el cine difunde a nivel global. El cine es uno de los medios que modela y modeliza las inquietudes del comportamiento social.
A través de los relatos cinematográficos se puede estudiar cómo son tratados los diferentes en la sociedad. Entenderemos aquí como “diferentes” a aquellos individuos que se descuelgan de la normalidad, de lo igual; los que por un motivo u otro son sentidos por una colectividad como extranjeros de ella, cosa que los lleva a ser vistos como perniciosos, desconocidos, sospechosos. Estos individuos diferentes son convertidos por el imaginario colectivo en monstruos de distintas categorías pertenecientes a diferentes clases sociales.
El sistema de criaturas monstruosas que viven en el imaginario fílmico, presenta diferencias explícitas que se pueden considerar diferencias sociales. Éstas son latentes en una serie de ítems que configuran a monstruos que suelen tener características bastante similares y por tanto clasificables.

2.Una clasificación.

     Toda ordenación suele ser aleatoria como ya ilustró Borges y nos recordó Foucault[1], y es esa “alea” es la que nos la hace funcional. El criterio que seguiremos para organizar será jerárquico, intuitivo y de menos a más individuos en esa colectividad. Observemos que de esta forma cuantos más individuos compongan el grupo, su categoría social será inferior.
La categoría social corresponde en la clasificación a la importancia que se le da en los relatos: cuanto más son los integrantes del grupo, menos importantes son, más prescindibles. En las películas de zombis son eliminados muchos individuos, mientras que en el caso de Drácula o la Momia, el monstruo solamente muere una vez porque entre otras cosa, solo hay uno.
Pensamos que existen categorías de monstruos a los que pasamos a nombrar sin ánimo de exhaustividad, tan sólo como ejemplo de a lo que nos referimos:

A)Monstruos aristocráticos por excelencia como la Mómia, el monstruo de Frankenstein, Nosferatu, el hombre lobo, el mismo Lucifer de la mitología cristiana, Godzilla.
B)Por debajo podemos poner la colección de psicópatas asesinos que el cine nos ha ido ilustrando desde por ejemplo M el vampiro de Düsseldorf (Fritz Lang 1931), pasando por Norman Bates de Psicosis (Hitchkock 1960), El Resplandor (Kubrik 1980), El silencio de los corderos (Jonathan Demme 1991), Seven (David Fincher 1995), Scream (Wes Craven 1996), las sagas Viernes 13, Sé lo que hicisteis …, Saw, Pesadilla en Elm Street, y muchos más. En este apartado cabrían las referencias a personajes reales como La matanza de Texas (Tobe Hopper 1974) e incluso documentales como los innumerables dedicados a los campos de exterminio nazis.
C)A una clase social más baja estarían las brujas, los magos como Harry Potter o mutantes como los X Men y podríamos poner a Hell Boy en este apartado.
D)Los alienígenas ocuparían este escalafón social, que en pocas ocasiones no desean invadir la tierra.
E)En el escalafón más bajo de esta jerarquización que estamos haciendo, pondremos a los zombis y los clones.

Si observamos la clasificación, vemos que cuanto más bajamos en la escala hay más multitud de integrantes en ella.

3.Los monstruos aristócratas vs. proletariado.

Los clones, los zombis, los alienígenas etc., son monstruos porque son diferentes a las demás criaturas que dictan la normalidad. Siempre que se habla del (sub)género de cine de zombis, se tendría que comenzar citando a personajes clásicos como Frankenstein, la Momia o Drácula, cuyos cuerpos muertos reviven de diferentes formas. Sin embargo estos monstruos son tratados de otra manera. Si observamos el film La Momia (Terence Fisher, 1959) vemos que es un resucitado que actúa bajo las órdenes de otro personaje, casi como la figura del durmiente en El gabinete del doctor Caligari (Robert Wiene, 1920) o como muchos de los zombis. Es decir que:

“(…) es curioso que, si cualquier cinéfilo oye el término ‘zombi’ o ‘muerto viviente’, es muy probable que no piense en ninguno de los referidos monstruos, y que, a cambio, dibuje en su imaginación a un tipo vulgar, maltrecho, mutilado o en descomposición, caminando con los brazos caídos, arrastrando las piernas y con la mirada perdida en el infinito… o en la nada. Un personaje que representa la componente plebeya del género, frente a otros mitos más distinguidos o nobles.”[2]

     Estas criaturas que hemos citado son la élite de los monstruos ya que por una parte dan ejemplo a otros de cómo debe actuar un monstruo (ser raro, hacer cosas diferentes de lo cotidiano, tener aficiones que ocultar, etc.), y por otra, están solos completamente, o bien se rodean de acólitos o esclavos. Los zombis van en grupos y simplemente dan asco: nadie querría parecerse a ellos, son vulgares y ordinarios. Es la colectividad lo que mejor define a los zombis, son la masa de iguales que atacan para destruir y convertirlo todo en basura. Pero no es eso lo peor que se nos transmite de los zombis y lo que más nos aleja de ellos. Lo más repulsivo en sentido físico y moral (que aquí irían unidos) es que cuando resucitan poseen las características físicas de los vivos pero no su substancia, su alma (en sentido platónico). Son como carcasas vacías, masas que se van haciendo informes porque se van degenerando por esa falta de “algo” en su interior. Platón ya teorizó (en Fedro) la esencia y las partes del alma y el cristianismo siguió con ese concepto. Derivado pues de los pensadores griegos y de las creencias egipcias, el tema de la resurrección está ampliamente tratado en la Biblia siendo, según Ella, muchos los que han vuelto de nuevo a la vida. En el caso de Elías en el Antiguo  Testamento, éste resucita a un niño, igual que Eliseo su sucesor, y Jesús en el Nuevo Testamento, además de resucitar a varias personas será resucitado él mismo. Éstos son sólo algunos casos de resurrecciones. Es decir, que en la tradición cristiana se considera posible la resurrección como acto de volver a la vida después de muerto, pero se considera que los que vuelven a vivir (y he aquí el elemento diferencial), vuelven con alma y no como algo vacuo, que es como son considerados los zombis. Como dice Corral:

     “Y es que la figura del zombi o muerto viviente, cuanto menos, incomoda, incluso repugna; no es como la de su pariente no-muerto más cercano, el vampiro, cuya imagen es adorada, envidiada e imitada por miles, tal vez millones de personas a lo largo del mundo.”[3]
Tan sólo tenemos que ver el éxito de Crepúsculo (Catherine Hardwicke 2008) Luna nueva (Chris Weitz 2009) Eclipse (David Slade 2010) y el triunfo absoluto de la contención.
En La legión de los hombres sin alma (Victor Halperin 1932), la película se desarrolla en relación con el origen del vudú en Haití. Legendre (Lugosi) trata mediante el vudú de conquistar a una mujer para un terrateniente, separándola de su marido. La película aunque de forma muy primitiva, es un clásico y la raíz de las posteriores películas del género. El zombi es tratado como alguien al que se le ha robado la voluntad, el alma. El alma aquí sería esa personalidad que nos hace tomar decisiones y en definitiva ser individuos. Son pues una forma de vida inferior ya que se mueven instintivamente o porque alguien se lo dicta, careciendo totalmente de raciocinio.


En otro clásico del cine de serie B, Yo anduve con un zombi (Jacques Tourner 1943) una mujer es contratada en una isla del caribe por un terrateniente con un mal extraño. La imagen es muy importante para crear el terror, en una atmósfera cargada en la que jamás estamos seguros del estado de Jéssica (la protagonista), si es víctima del vudú o no.


En La noche de los muertos vivientes (G.A.Romero 1968) la radiación que causa un satélite, hace que los muertos salgan de sus tumbas y busquen comida. Lo que nos remite directamente a Plan 9 del espacio exterior(Ed Wood 1959)[4] en la que unos alienígenas tras tratar de invadir pacíficamente la Tierra, lanzan el “plan 9” (¿cuáles serían los otros 8?) por el que resucitan a los muertos para un ataque a los humanos. Los zombis (en concreto Vampira y Thor) van convirtiendo a los humanos en zombis.


Zombis nazis (Tommy Wirkola 2010) parodia al género mezclando varios géneros, la película trata de unos jóvenes que se van a una cabaña aislada en la nieve siguiendo los tópicos del cine de terror de adolescentes, y allí, serán atacados por unos zombis nazis de grotescas expresiones. Estos zombis, a diferencia de otras películas del género, no andan con movimientos torpes y lentos siempre a punto de caerse, sino que actúan con decisión y ferocidad. No parecen guiados solamente por el instinto sino por pensamientos, de forma que al parecer no son carcasas vacías, sino que algo les impulsa y que lo único que tienen de zombis es el aspecto y sus ganas de comerse a los protagonistas.

4.Monstruos vs. Alienígenas.


En la película de animación Monstruos contra alienígenas (Rob Letterman, Conrad Vernon 2009) de una forma trágico-cómica la protagonista, Susan Murphy, se ve arrastrada a ser diferente: el mismo día de su boda con un famoso presentador de televisión, le cae un meteorito alienígena encima y la vuelve gigante[5]. Tras el incidente aparecen unos agentes del gobierno que corren a esconder al “monstruo” junto con otros monstruos, lejos de las ,miradas de las personas normales. Siguiendo la estela de las todas las narraciones anteriores en la historia del cine, el monstruo es aquí también el diferente, el que está solo y no se parece a otro grupo de iguales. No tiene porque ser peligroso para nadie ni tener malas intenciones, tan sólo el hecho de ser diferente es lo que lo hace peligroso. En varias secuencias vemos como a pesar de tratar de convencer a los demás de lo contrario, los “normales” lanzan gritos de terror cuando los monstruos se dirigen amablemente a ellos.
Tras ser recluida con otros monstruos en un lugar remoto y sin ventanas[6] al exterior un alienígena, Galaxhar, quiere recuperar el meteorito que se ha instalado dentro del cuerpo de Susan Murphy y lanza un ataque a la tierra mediante un inmenso robot. El ejército le hace frente pero no es suficiente para salvar a la raza humana y entonces los representantes del orden (el presidente y el general principalmente) deciden enviar a los “monstruos” para que detengan el ataque del robot alienígena.
Ya vimos en otro sitio[7] que a pesar de todos los esfuerzos de integración el alienígena jamás será un igual, ya que aunque su cultura sea avanzada o bien sea salvaje, el relato siempre nos muestra que tiene alguna diferencia crucial que lo hace inferior. En este caso es también así. Galaxhar que según vemos, vaga por el espacio en busca de recursos para sí mismo, que es el único que vive en la inmensa nave, es nocivo para la humanidad porque a pesar de su adelantada tecnología su afán es destruir la Tierra. Aunque tiene unos grandes conocimientos científicos, para construir un ejercito se dedica a clonarse a sí mismo. Y sin querer entrar más en ello, vemos como los clones al no ser “naturales”, no son como el original, sino un poco más estúpidos.
En Alien (Ridley Scott 1977) el alienígena es convertido en un monstruo aristocrático, poderoso y que actúa en soledad por su propia supervivencia y de una forma inteligente. Igual que los aristócratas el Alien debe morir al final de la película pero dejar preparada la trama para una posible nueva película. Así Alien trasciende al monstruo convirtiéndose en el terror mismo.


5.Clones y zombis: el último peldaño social.

Queremos hacer notar que entre los “diferentes” representados existen gradaciones y aunque una de los últimos puestos en la escala los ocupen los zombis que son seres en cuya base se encuentra la degeneración[8], los clones son algo que jamás será idéntico a los humanos ya que según el pensamiento que desprenden las películas que nos hablan de ellos, son artificiales y como todas las aventuras protagonizadas por científicos sobre las formas de crear vida[9], tan sólo se respeta al “Sumo Creador” como Ser que puede dar la vida, la intrusión de otro creador es vista y tratada como una violación de las reglas. Esto lo podemos ver en la saga Star Wars, en la que en la segunda entrega de la saga (aunque no en el tiempo), El ataque de los clones (Lucas 2002), los clones acabarán uniéndose al enemigo en la tercera entrega La venganza de los Sith (2005).


Un clon según una definición de la R.A.E. es un: Conjunto de células u organismos genéticamente idénticos, originado por reproducción asexual a partir de una única célula u organismo o por división artificial de estados embrionarios iniciales. Según estamos diciendo nosotros pues, en el cine la personalidad del clon se aplica en una ecuación directa con la definición de la R.A.E., y para que sea así, el clon debe carecer de voluntad, ya que es una reproducción y es artificial. Debemos pensar que la palabra “natural” cuando la usamos la asimilamos a algo bueno para nosotros en el sentido que nada natural puede ser perjudicial[10], en contraposición a “artificial” que consideramos malo o pernicioso. Además el clon también como el zombi se considera un ser vacuo sin alma, por lo que es voluble y poco de fiar.
     En Blade Runner (Ridley Scott 1982) se nos muestra un futuro en el que la ingeniería genética está muy desarrollada y convertida en industria. Se construyen los replicantes: “seres virtualmente iguales” a los humanos que los crearon. Los replicantes, usados como esclavos en las colonias del mundo exterior, sólo viven cuatro años. Uno de ellos, Roy Batty, será el que llegará al grado de aristócrata. A pesar de ese aspecto de ingeniería genética que lo ha creado, Roy trasciende su linaje triste y pasará a una categoría superior. Tanto en el caso de Alien como en el de Roy Batty, vemos que es posible el tránsito de una clase social a otra.




6.Brujas, mutantes y magos.

        Muchas mitologías incluyen al mago entre sus iconologías que suele ser un personaje con características especiales en saberes ocultos, lenguas remotas o brebajes sanadores. Pensemos en Merlín y las leyendas artúricas. El mago, que en ocasiones se equipara al brujo, suele estar del lado de los poderes institucionales y su misión suele ser de funcionario de estado en el sentido de estar encargado de conservar el orden institucional y la tradición. El mago es un ser aristocrático que conoce lenguas remotas e historias de héroes legendarios. El mago, integrado en una sociedad conoce todas las tradiciones y siempre aparece en caso de peligro o necesidad. Los magos pertenecen a la nobleza porque suelen estar cerca de ella.
        Harry Potter se encarga de defender al mundo de los poderes oscuros. Harry es hijo de magos traicionados y asesinados por otro mago, con lo que en Harry Potter existirá la dicotomía conceptual entre bien y mal desde un principio. Sintomático de la decadencia de los magos, nos puede resultar que los magos en Harry Potter estén recluidos (como los monstruos antes comentados) en un sitio lejos de la mirada de la sociedad.
      Los mutantes de X-Men también tienen que estar recluidos en un centro especial para que nadie los vea. Son seres inadaptados socialmente que la sociedad reconoce como “no retrasados” sino que poseen aptitudes especiales pero que no son demandadas a menos que haya una necesidad concreta que responda a las aptitudes del mutante.











[1] Foucault, Michel. Las palabras y las cosas. Teoría y crítica. Trad: Elsa Cecilia Frost. Siglo veintiuno editores. S.A.México.1968. (ed.orig.francés.1966).
[2] Gómez Rivero, Ángel. Cine Zombi. Calamar Ediciones S.L. 2009. Cit.p.13.
[3] Corral, Francisco José. “El cine zombi moderno”, pp.1-53 en: artículo publicado en www.pasadizo.com. Cit. p.2.

[5] Recordemos el clásico El ataque de la mujer de 50 pies (Nathan Juran 1958) y su remake de mismo nombre de 1993 del director Christopher Guest, con una Daryl Hannah en uno de sus mejores momentos.
[6] Nos recuerda que las ventanas son para ver lo que hay dentro de las casas.
[7] En: http://infiernoseguro.blogspot.com/2011/01/el-otro-representado-por-los-otros.html, también ahí tratamos el tema que apuntábamos más arriba de que el monstruo lo es porque está sólo y es diferente.
[8] En cualquier película de zombis se aprecia lo que decimos, ver por ejemplo  La noche de los muertos vivientes (G. A. Romero 1968) en la que los zombis son seres que no se comunican y que se mueven como si fuesen un virus, una enfermedad incontrolada que tan sólo su extinción puede salvar a los humanos. En la serie televisiva Walking Dead (2010) originaria de los cómics, la epidemia que convierte en zombi se desarrolla a nivel global, como preconizando el cambio en el pensamiento que vivimos con el sumergimiento en las nuevas tecnologías.
[9] Comenzando por Frankenstein y el cine mismo que fue considerado en sus orígenes como una forma de resucitar a las personas muertas.
[10] Quizás no pensamos al decirlo en muchas clases de venenos naturales.

2 comentarios:

  1. Tengo el comic en que esta basada la serie de walking dead.
    la serie me gustó mucho,fue una sorpresa. estoy esperando la segunda temporada.

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  2. Tristemente se podrían relacionar la forma de filmar los zombis en las películas con la que muchas televisiones están emitiendo de las manifestaciones del 15-M. Creo, en todo caso, que el cómic es algo más limitado que la serie.

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