martes, 26 de abril de 2011

V de Vendetta (2).

Alan Moore creó “V de Vendetta” en los año 80 del siglo pasado. V no es un héroe de corte clásico. Es una especie de psicópata con unos grandes ideales que a través de una narración concisa, nos va impregnando de sus pensamientos que llegamos a compartir. La sociedad presentada en “V” es una sociedad distópica en la que existe un poder fascista y totalitario que dirige los destinos de los ciudadanos, creando terror y violencia institucional en su labor. El gobierno persigue a V con muchos medios y sobre todo mediante el inspector Finch.
V, el nuevo héroe que crea Moore, asesina para conseguir sus fines, lo cual plantea dilemas morales que son focalizados por el inspector Finch, el  cual está todo el relato tratando de entender cómo piensa el (para él) terrorista. Nos plantea un dilema porque a los que asesina no son los que están en contra de la sociedad, como ocurre con los superhéroes, sino que a los que mata son los que la conforman.
“V”, lleva una máscara que está sacada de Guy Fawkes, el cual fue un conspirador que en 1605 al ser capturado, declaró que iba a volar el parlamento británico en protesta contra el maltrato que sufrían los católicos por parte del gobierno. Esto es lo que hará “V” al final de la novela gráfica cumpliendo los deseos del malogrado Fawkes.
Cabría diferenciar el relato de la película y el de la historieta, y no tan sólo por su soporte material. El relato del cómic es mucho más corrosivo que el de la película (que no deja de serlo también). En el cómic las relaciones presentadas entre la chica y V, son las de adiestramiento, mientras que en la película se presenta una malsana relación fetichista teñida de historia de amor. El mensaje en el cómic es rotundo:  el gobierno que desea V es el anarquismo entendido como responsabilidad individual frente a los problemas sociales. Mientras que en la película parece que al derrocar el estado totalitario, lo que se esté esperando es a los nuevos gobernantes.

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