(Traducción,
introducción y notas de Fr. Ricardo W. Corleto OAR.)
1.Queremos cantar el amor al peligro, el hábito de la energía y de la temeridad.
2.El coraje, la audacia, la rebelión, serán elementos esenciales de nuestra
poesía.
3.La literatura exaltó, hasta hoy, la inmovilidad pensativa, el éxtasis y el
sueño. Nosotros queremos exaltar el movimiento agresivo, el insomnio febril, el
paso de corrida, el salto mortal, el cachetazo y el puñetazo.
4.Nosotros afirmamos que la magnificencia del mundo se ha enriquecido con una
nueva belleza, la belleza de la velocidad. Un coche de carreras con su capó
adornado con gruesos tubos parecidos a serpientes de aliento explosivo... un
automóvil rugiente, que parece correr sobre la ráfaga, es más bello que la
Victoria de Samotracia.
5.Queremos ensalzar al hombre que lleva el volante, cuya lanza ideal atraviesa la
tierra, lanzada también ella a la carrera, sobre el circuito de su órbita.
6.Es necesario que el poeta se prodigue, con ardor, boato y liberalidad, para
aumentar el fervor entusiasta de los elementos primordiales.
7.No existe belleza alguna si no es en la lucha. Ninguna obra que no tenga un
carácter agresivo puede ser una obra maestra. La poesía debe ser concebida como
un asalto violento contra las fuerzas desconocidas, para forzarlas a postrarse
ante el hombre.
8.¡Nos encontramos sobre el promontorio más elevado de los siglos!... ¿Porqué
deberíamos cuidarnos las espaldas, si queremos derribar las misteriosas puertas
de lo imposible? El Tiempo y el Espacio murieron ayer. Nosotros vivimos ya en
el absoluto, porque hemos creado ya la eterna velocidad omnipresente.
9.Queremos glorificar la guerra –única
higiene del mundo– el militarismo, el patriotismo, el gesto destructor de los
libertarios, las bellas ideas por las cuales se muere y el desprecio de la
mujer.
10.Queremos destruir los museos, las bibliotecas, las academias de todo tipo, y
combatir contra el moralismo, el feminismo y contra toda vileza oportunista y
utilitaria.
11.Nosotros cantaremos a las grandes masas agitadas por el trabajo, por el placer
o por la revuelta: cantaremos a las marchas multicolores y polifónicas de las
revoluciones en las capitales modernas, cantaremos al vibrante fervor nocturno
de las minas y de las canteras, incendiados por violentas lunas eléctricas; a
las estaciones ávidas, devoradoras de serpientes que humean; a las fábricas
suspendidas de las nubes por los retorcidos hilos de sus humos; a los puentes
semejantes a gimnastas gigantes que husmean el horizonte, y a las locomotoras de
pecho amplio, que patalean sobre los rieles, como enormes caballos de acero
embridados con tubos, y al vuelo resbaloso de los aeroplanos, cuya hélice
flamea al viento como una bandera y parece aplaudir sobre una masa entusiasta.
Es desde Italia que lanzamos al mundo este nuestro manifiesto de violencia
arrolladora e incendiaria con el cual fundamos hoy el FUTURISMO porque queremos
liberar a este país de su fétida gangrena de profesores, de arqueólogos, de
cicerones y de anticuarios. Ya por demasiado tiempo Italia ha sido un mercado
de ropavejeros. Nosotros queremos liberarla de los innumerables museos que la
cubren por completo de cementerios.
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