viernes, 2 de marzo de 2012

Cézanne (4)



Cézanne concibe la pintura como una investigación casi científica, se le puede relacionar con la actitud neoimpresionista, aunque no en los resultados. Cézanne es autodidacta. Su autoformación es muy sistemática y racional. Se remite a los maestros del pasado a los que va a copiar al Louvre (Tintoretto, Zurbarán, Caravaggio, El Greco, Ribera, etc.). Pero también pintores de su siglo como Delacroix, Daumier, Courbet.

En principio se ocupa en copiar el trabajo de estos pintores. Trata de captar la estructura profunda de estos autores como algo intelectual.
Va a tener contacto con Pissarro, el cual será fundamental. Aprende de él el impresionismo y en tiende que ha de ser el punto de partida para un nuevo clasicismo que sea ajeno a la imitación académica de los antigüos, orientado a formar una nueva imagen del mundo. Esta imagen hay que buscarla antes en la conciencia que en la realidad objetiva. Se opera en Cézanne un tránsito, un escalón más de lo que es la pintura con respecto a la realidad.
De ese modo, la pintura deja de ser literatura en imágenes (como en el academicismo o el simbolismo) y también una técnica de captar “a lo vivo” la sensación visual. Su misión ha de ser la de  constituirse en un modo insustituible de investigación de las estructuras profundas del ser (ontológicamente). No reproduce la sensación visual: la produce.
La aportación clave de Cézanne reside en el hecho de llevar la percepción visual al nivel pleno de la consciencia, con lo que se amplía el horizonte impresionista. Se podría decir que aparece el impresionismo integral o conceptual.


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