En 1989 pinta “Noche
estrellada” en el que la textura gráfica recorre la obra articulando un espacio
cuya composición nos recuerda a la estampa japonesa. El azul que predomina envuelve
todo lo que se representa , mientras los objetos representados viajan por
nuestra retina en un incesante movimiento ocular al que nos dirige la pincelada pastosa y la
energía del trazo.
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