viernes, 16 de diciembre de 2011

Friederich Nietzsche: Así habló Zaratustra.


La canción del noctámbulo.
1
Entretanto todos, uno detrás de otro, habían ido saliendo fuera, al aire libre y a la fresca
y pensativa noche; Zaratustra mismo llevó de la mano al más feo de los hombres para
mostrarle su mundo nocturno y la gran luna redonda y las plateadas cascadas que había
junto a su caverna. Al fin se detuvieron unos junto a otros, todos ellos gente vieja, mas
con un corazón valiente y consolado, y admirados en su interior de sentirse tan bien en la
tierra; y la quietud de la noche se adentraba cada vez más en su corazón. Y de nuevo pensó
Zaratustra dentro de sí: «¡Oh, cómo me agradan ahora estos hombres superiores!» -
pero no lo expresó, pues honraba su felicidad y su silencio.
Mas entonces ocurrió la cosa más asombrosa de aquel asombroso y largo día: el más
feo de los hombres comenzó de nuevo, y por última vez, a gorgotear y a resoplar580, y
cuando consiguió hablar, una pregunta saltó, redonda y pura, de su boca, una pregunta
buena, profunda, clara, que hizo agitarse dentro del cuerpo el corazón de todos los que le
escuchaban.
«Amigos míos todos, dijo el más feo de los hombres, ¿qué os parece? Gracias a este día
- yo estoy por primera vez contento de haber vivido mi vida entera.
Y no me basta con atestiguar esto. Merece la pena vivir en la tierra: un solo día, una sola
fiesta con Zaratustra me ha enseñado a amar la tierra.
“¿Esto era - la vida?” quiero decirle yo a la muerte. `¡Bien! ¡Otra vez!581
Amigos míos, ¿qué os parece? ¿No queréis vosotros decirle a la muerte, como yo: ¿Esto
era - la vida? Gracias a Zaratustra, ¡bien! ¡Otra vez!» - -
Así habló el más feo de los hombres; y no faltaba mucho para la medianoche. ¿Y qué
creéis que ocurrió entonces? Tan pronto como los hombres superiores oyeron su pregunta
cobraron súbitamente consciencia de su transformación y curación, y de quién se la había
proporcionado: entonces se precipitaron hacia Zaratustra, dándole gracias, rindiéndole
veneración, acariciándolo, besándole las manos, cada cual a su manera propia: de modo
que unos reían, otros lloraban. El viejo adivino bailaba de placer; y aunque, según piensan
algunos narradores, entonces se hallaba lleno de dulce vino582, ciertamente se hallaba
aún más lleno de dulce vida y había alejado de sí toda fatiga. Hay incluso quienes cuentan
que el asno bailó en aquella ocasión: pues no en vano el más feo de los hombres le
había dado antes a beber vino. Esto puede ser así, o también de otra manera; y si en verdad
el asno no bailó aquella noche, ocurrieron entonces, sin embargo, prodigios mayores
y más extraños que el baile de un asno. En resumen, como dice el proverbio de Zaratustra:
«¡qué importa ello!»
2
Mas Zaratustra, mientras esto ocurría con el más feo de los hombres, estaba allí como
un borracho: su mirada se apagaba, su lengua balbucía, sus pies vacilaban. ¿Y quién adivinaría
los pensamientos que entonces cruzaban por el alma de Zaratustra? Mas fue evidente
que su espíritu se apartó de él y huyó hacia adelante y estuvo en remotas lejanías,
por así decirlo «sobre una elevada cresta, como está escrito, entre dos mares,
- entre lo pasado y lo futuro, caminando como una pesada nube»583. Poco a poco, sin
embargo, mientras los hombres superiores lo sostenían con sus brazos, volvió un poco en
sí y apartó con las manos la aglomeración de los veneradores y preocupados; mas no
habló. De repente volvió con rapidez la cabeza, pues parecía oír algo: entonces se llevó el
dedo a la boca y dijo: «¡Venid!»
Y al punto se hizo el silencio y la calma en derredor; de la profundidad, en cambio, subía
lentamente el sonido de una campana. Zaratustra se puso a escuchar, lo mismo que
los hombres superiores; luego volvió a llevarse el dedo a la boca y volvió a decir: «¡Venid!
¡Venid! ¡Se acerca la medianoche!» - y su voz estaba cambiada. Pero continuaba sin
moverse del sitio: entonces se hizo un silencio más grande y una mayor calma, y todos
escucharon, también el asno, y los dos animales heráldicos de Zaratustra, el águila y la
serpiente, y asimismo la caverna de Zaratustra y la luna redonda y fría y hasta la propia
noche. Zaratustra se llevó por tercera vez el dedo a la boca y dijo:
¡Venid!iVenid!¡Caminemos ya!Es la hora: ¡caminemos en la noche!
3
Vosotros hombres superiores, la medianoche se aproxima: ahora quiero deciros algo al
oído, como me lo dice a mí al oído esa vieja campana, -
- de modo tan íntimo, tan terrible, tan cordial como me habla a mí esa campana de medianoche,
que ha tenido mayor número de vivencias que un solo hombre:
- que ya contó los latidos de dolor del corazón de vuestros padres - ¡ay!, ¡ay!, ¡cómo
suspira!, ¡cómo ríe en sueños!, ¡la vieja, profunda, profunda medianoche!
¡Silencio! ¡Silencio! Ahora se oyen muchas cosas alas que por el día no les es lícito
hablar alto; pero ahora, en el aire fresco, cuando también el ruido de vuestros corazones
ha callado, -
- ahora hablan, ahora se dejan oír, ahora se deslizan en las almas nocturnas y desveladas:
¡ay!, ¡ay!, ¡cómo suspira!, ¡cómo ríe en sueños!
-¿no oyes cómo de manera íntima, terrible, cordial te habla a ti la vieja, profunda, profunda
medianoche!
¡Oh hombre, presta atención!584
4
¡Ay de mí! ¿Dónde se ha ido el tiempo? ¿No se ha hundido en pozos profundos? El
mundo duerme -
¡Ay! ¡Ay! El perro aúlla585, la luna brilla. Prefiero morir, morir, a deciros lo que en este
momento piensa mi corazón de medianoche.
Ya he muerto. Todo ha terminado. Araña, ¿por qué tejes tu tela a mi alrededor? ¿Quieres
sangre? ¡Ay! ¡Ay!, el rocío cae, la hora llega -
- la hora en que tirito y me hielo, la hora que pregunta y pregunta y pregunta: «¿Quién
tiene corazón suficiente para esto?
- ¿quién debe ser señor de la tierra? El que quiera decir: ¡así debéis correr vosotras, corrientes
grandes y pequeñas!»
- la hora se acerca: oh hombre, tú hombre superior, ¡presta atención!, este discurso es
para oídos delicados, para tus oídos - ¿qué dice la profunda medianoche?
5
Algo me arrastra, mi alma baila. ¡Obra del día! ¡Obra del día! ¿Quién debe ser señor de
la tierra?
La luna es fría, el viento calla. ¡Ay! ¡Ay! ¿Habéis volado ya bastante alto? Habéis bailado:
pero una pierna no es un ala.
Vosotros bailarines buenos, todo placer ha acabado ahora, el vino se ha convertido en
heces, todas las copas se han vuelto blandas, los sepulcros balbucean.
No habéis volado bastante alto: ahora los sepulcros balbucean: «¡redimid a los muertos!
¿Por qué dura tanto la noche? ¿No nos vuelve ebrios la luna?» ,
Vosotros hombres superiores, ¡redimid los sepulcros, despertad a los cadáveres! Ay,
¿por qué el gusano continúa royendo? Se acerca, se acerca la hora, -
- retumba la campana, continúa chirriando el corazón, sigue royendo el gusano de la
madera, el gusano del corazón ¡Ay! ¡Ay! ¡El mundo es profundo!
6
¡Dulce lira! ¡Dulce lira! ¡Yo alabo tu sonido, tu ebrio sonido de sapo! - ¡desde cuánto
tiempo, desde qué lejos viene hasta mí tu sonido, desde lejos, desde los estanques del
amor!
¡Vieja campana, dulce lira! Todo dolor te ha desgarrado el corazón, el dolor del padre,
el dolor de los padres, el dolor de los abuelos, tu discurso está ya maduro, -
- maduro como áureo otoño y áurea tarde, como mi corazón de eremita - ahora hablas:
también el mundo se ha vuelto maduro, el racimo negrea,
- ahora quiere morir, morir de felicidad. Vosotros hombres superiores, ¿no oléis algo?
Misteriosamente gotea hacia arriba un aroma,
- un perfume y aroma de eternidad, un rosáceo, oscuro aroma, como de vino áureo, de
vieja felicidad,
- de ebria felicidad de morir a medianoche, que canta: ¡el mundo es profundo,y más
profundo de lo que el día ha pensado!
7
¡Déjame! ¡Déjame! Yo soy demasiado puro para ti. ¡No me toques!586 ¿No se ha vuelto
perfecto en este instante mi mundo?
Mi piel es demasiado pura para tus manos. ¡Déjame, tú día estúpido, grosero, torpe!
¿No es más luminosa la medianoche?
Los más puros deben ser señores de la tierra, los más desconocidos, los más fuertes, las
almas de medianoche, que son más luminosas y profundas que todo día.
Oh día, ¿andas a tientas detrás de mí? ¿Extiendes a tientas tu mano hacia mi felicidad?
¿Soy yo para ti rico, solitario, un tesoro escondido, un depósito de oro?
Oh mundo, ¿me quieres a mí? ¿Soy para ti mundano? ¿Soy para ti espiritual? ¿Soy para
ti divino? Pero, día y mundo, vosotros sois demasiado torpes, -
- tened manos más inteligentes, tendedlas hacia una felicidad más profunda, hacia una
infelicidad más profunda, tendedlas hacia algún dios, no hacia mí:
- mi infelicidad, mi felicidad son profundas, oh día extraño, pero yo no soy un Dios, un
infierno divino: profundo es su dolor.
8
¡El dolor de Dios es más profundo, oh mundo extraño! ¡Tiende tus manos hacia el dolor
de Dios, no hacia mí! ¡Qué soy yo! ¡Una dulce lira ebria, -
una lira de medianoche, una campana-sapo que nadie entiende, pero que tiene que
hablar delante de sordos, oh hombres superiores! ¡Pues vosotros no me comprendéis!
¡Todo acabó! ¡Todo acabó! ¡Oh juventud! ¡Oh mediodía! ¡Oh tarde! Ahora han venido
el atardecer y la noche y la medianoche, - el perro aúlla, el viento:
- ¿no es el viento un perro? Gimotea, gañe, aúlla. ¡Ay!, ¡ay!, ¡cómo suspira!, ¡cómo ríe,
cómo resuella y jadea la medianoche!
¡Cómo habla sobria en este momento, esa ebria poetisa!, ¿acaso ha ahogado en más vino
su embriaguez?, ¿se ha vuelto superdespierta?, ¿rumia?
- su dolor es lo que ella rumia, en sueños, la vieja y profunda medianoche, y, aún más,
su placer. El placer, en efecto, aunque el dolor sea profundo: el placer es aún más profundo
que el sufrimiento.
9
¡Tú vid! ¿Por qué me alabas? ¡Yo te corté, sin embargo! Yo soy cruel, tú sangras: -
¿qué quiere esa alabanza tuya de mi crueldad ebria?
«Lo que llegó a ser perfecto, todo lo maduro - ¡quiere morir!», así hablas tú. ¡Bendita,
bendita sea la podadera del viñador!587 Mas todo lo inmaduro quiere vivir: ¡ay!
El dolor dice: «¡Pasa! ¡Fuera tú, dolor!» Mas todo lo que sufre quiere vivir, para volverse
maduro y alegre y anhelante,
- anhelante de cosas más lejanas, más elevadas, más luminosas. «Yo quiero herederos,
así dice todo lo que sufre, yo quiero hijos, no me quiero a mí», -
mas el placer no quiere herederos, ni hijos, - el placer se quiere a sí mismo, quiere eternidad,
quiere retorno, quiere todo-idéntico-a-sí-mismo-eternamente.
El dolor dice: «¡Rómpete, sangra, corazón! ¡Camina, pier
na! ¡Ala, vuela! ¡Arriba! ¡Arriba! ¡Dolor!» ¡Bien! ¡Adelante! Oh viejo corazón mío: el
dolor dice: «¡pasa!»
10
Vosotros hombres superiores, ¿qué os parece? ¿Soy yo un adivino? ¿Un soñador? ¿Un
borracho? ¿Un intérprete de sueños? ¿Una campana de medianoche?
¿Una gota de rocío? ¿Un vapor y perfume de la eternidad? ¿No lo oís? ¿No lo oléis? En
este instante se ha vuelto perfecto mi mundo, la medianoche es también mediodía, -
el dolor es también placer, la maldición es también bendición, la noche es también sol, -
idos o aprenderéis: un sabio es también un necio.
¿Habéis dicho sí alguna vez a un solo placer? Oh amigos míos, entonces dijisteis sí
también a todo dolor. Todas las cosas están encadenadas, trabadas, enamoradas, -
-¿habéis querido en alguna ocasión dos veces una sola vez, habéis dicho en alguna ocasión
«¡tú me agradas, felicidad! ¡Sus! ¡Instante!»588 ¡Entonces quisisteis que todo vuelva!
- todo de nuevo, todo eterno, todo encadenado, trabado, enamorado, oh, entonces amasteis
el mundo, -
- vosotros eternos, amadlo eternamente y para siempre: y también al dolor decidle: ¡pasa,
pero vuelve! Pues todo placer quiere - ¡eternidad!
11
Todo placer quiere la eternidad de todas las cosas, quiere miel, quiere heces, quiere
medianoche ebria, quiere sepulcros, quiere consuelo de lágrimas sobre los sepulcros,
quiere dorada luz de atardecer -
- ¡qué no quiere el placer!, es más sediento, más cordial,
más hambriento, más terrible, más misterioso que todo sufrimiento, se quiere a sí mismo,
muerde el cebo de mismo, la voluntad de anillo lucha en él, -
- quiere amor, quiere odio, es sumamente rico, regala, disipa, mendiga que uno lo tome,
da gracias al que lo toma, quisiera incluso ser odiado, -
- es tan rico el placer, que tiene sed de dolor, de infierno, de odio, de oprobio, de lo lisiado,
de mundo, - pues este mundo, ¡oh, vosotros lo conocéis bien!
Vosotros hombres superiores, de vosotros siente anhelo el placer, el indómito, bienaventurado,
- ¡de vuestro dolor, oh fracasados! De lo fracasado siente anhelo todo placer
eterno.
Pues todo placer se quiere a sí mismo, ¡por eso quiere también sufrimiento! ¡Oh felicidad,
oh dolor! ¡Oh, rómpete, corazón! Vosotros hombres superiores, aprendedlo, el placer
quiere eternidad,
- el placer quiere eternidad de todas las cosas, ¡quiere profunda, profunda eternidad!
12
¿Habéis aprendido mi canción? ¿Habéis adivinado lo que quiere decir? ¡Bien! ¡Adelante!
Vosotros hombres superiores, ¡cantadme ahora, pues, mi canto de ronda!
¡Cantadme ahora vosotros la canción cuyo título es Otra vez, cuyo sentido es «¡Por toda
la eternidad!», cantadme vosotros, hombres superiores, el canto de ronda de Zaratustra!
¡Oh hombre! ¡Presta atención!
¿Qué dice la profunda medianoche?
«Yo dormía, dormía, -
De un profundo soñar me he despertado: -
El mundo es profundo,
Y más profundo de lo que el día ha pensado.
Profundo es su dolor. -
El placer - es aún más profundo que el sufrimiento:
El dolor dice: ¡Pasa!
Mas todo placer quiere eternidad -,
-¡Quiere profunda, profunda eternidad!»

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