Traducción: Martín Lendínez
1ª. edición: septiembre, 1980
La presente edición es propiedad de Editorial Bruguera, S. A.
Mora la Nueva, 2. Barcelona (España)
Traducción: © Editorial Bruguera, S. A. 1980
"Dejé Nueva Orleans unos días más tarde y fui al valle de Río Grande. El Río Grande baja hacia el Golfo de México, en Bronswsville. A 70 millas río arriba de Bronswsville está Misión. El valle que va desde Bronswsville a Misión es una franja de tierra de 100 kilómetros de largo por 35 de ancho, regada por el Río Grande. Antes de que pusieran regadío, allí.no crecía nada más que mescal y cactus. Ahora es uno de los terrenos de cultivo más ricos de los Estados Unidos.
Todas las peores cosas de América se han ido depositando en el valle, se han concentrado allí. No hay un solo buen restaurante en toda la zona. La situación alimenticia sólo puede ser tolerada por gente que no paladea lo que come. En el valle los restaurantes no los llevan cocineros ni restauradores. Los abre alguien que decide que «la gente siempre tiene que comer» y que un restaurante es «buen negocio». Y pone un local con una gran fachada de cristal para que la gente vea el interior, y muchas molduras cromadas. La comida es comida mala de restaurante malo. Así que el nuevo se sienta en su restaurante y contempla a sus clientes con ojos de sorpresa y resentimiento. De todas maneras no tenía mucha intención de llevar un restaurante ahora, ni siquiera para ganar dinero.
Cuando llegué al valle estaba todavía en la etapa de postcura. No tenía apetito ni energía. Lo único que quería era dormir y dormir, de doce a catorce horas al día. De vez en cuando compraba un frasco de jarabe, me lo bebía con dos pastillas y me encontraba bien unas cuantas horas. Para comprar ese jarabe, el elixir paregórico, hay que firmar, y yo no quería quemarme demasiado en las boticas. Sólo se puede comprar jarabe con una frecuencia determinada, para que el boticario no se avive. Si no, te cierra la puerta o te sube el precio.
A principios de octubre recibí una carta de la agencia de fianzas en la que me decían que mi juicio saldría dentro de cuatro días. Llamé a Tiger y me dijo: «No hagas caso. Pediré un aplazamiento.» A los pocos días recibí una carta de Tige diciendo que había conseguido un aplazamiento de tres semanas, pero que no creía que pudiera retrasar el juicio otra vez más."
Me gustó más "Almuerzo desnudo".Muchos recuerdos... en aquel momento todos leíamos lo mismo.
ResponderEliminarFrancesca
A mí Burrougs me gusta porque sí, no tengo referencias de nadie con él. Comencé a leerlo porque en una época me interesó la generación beat, y, "En el camino" de Kerouak me llevó a "El almuerzo desnudo", luego encontré "Nova Exprés" y luego "Yonki". Siempre me ha parecido lejano y sin interés y falto de fuerza el mundo de las drogas que describe pero me gustaban mucho las cosas que contaba y los ambientes que creaba. Algunos leían los cinco, a mí me gustaba más este tipo de literatura.
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